"...Creo en todas las escusas.
Creo en todas las razones.
Creo en todas las alucinaciones.
Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones.
Creo en el misterio y en la melancolía de una mano, en la gentileza de los árboles, en la sabiduría de la luz."
Creo (fragmento final. J. G. Ballard)

lunes, 14 de marzo de 2011

La Segunda República: la Constitución de 1931 y el bienio reformista

Tras el triunfo de los republicanos en las capitales de provincia, en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, Alfonso XIII marchó al exilio . El 14 de abril se proclamó la Segunda República española con gran entusiasmo general, sin violencia. Se formó un Gobierno Provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora, con personalidades de los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián, como Martínez Barrio y Alejandro Lerroux, Manuel Azaña, Casares Quiroga, Nicolau d`Olwer, Indalecio Prieto o Largo Caballero.

El 28 de junio de 1931 se convocaron elecciones generales a Cortes Constituyentes. Concurrieron muchos partidos. La izquierda obtuvo 279 escaños frente al centro (119) y la derecha (41). Los partidos de izquierda más votados fueron el PSOE y Acción Republicana -más tarde Izquierda Republicana- liderado por Manuel Azaña, un partido progresista de intelectuales y profesionales urbanos, partidario de modernizar y democratizar España con reformas efectuadas sin violencia.

Las Cortes Constituyentes elaboraron una nueva Constitución. Tras intensos debates fue aprobada en diciembre la Constitución de 1931. Definía a España como "una república democrática de trabajadores de todas clases que se organiza en régimen de libertad y justicia" y como un Estado único, pero con autonomía de las regiones; las Cortes unicamerales eran elegidas por sufragio universal (por primera vez con derecho a voto de la mujer). El Estado se declaraba laico, separándose Estado e Iglesia. Un gobierno de coalición republicano-socialista, presidido por Manuel Azaña, emprendió un programa de profundas reformas -Bienio reformista, 1931-1933- para solucionar los graves problemas heredados. La mala coyuntura económica internacional tras el Crac de 1929 y el afán de no aumentar la deuda del Estado hicieron fracasar parte de estas reformas por falta de medios:

- La reforma militar: Azaña trató de someter al ejército a la autoridad civil y aumentar su eficiencia reduciendo el excesivo numero de oficiales que podía pasar voluntariamente a la reserva con toda su paga. La falta de presupuesto impidió la modernización y creó malestar entre los oficiales. Se encargó del orden público a la Guardia de Asalto, adicta a la República.

- La reforma religiosa: se eliminaba la subvención al clero, la religión en las escuelas, se prohibía a las órdenes religiosas ejercer la enseñanza, se reconocía el matrimonio civil y el divorcio y se disolvía la Compañía de Jesús. El gobierno no supo atajar la violencia anticlerical que estalló en mayo de 1931 en Madrid y otras ciudades. Muchos católicos identificaron República con ataque a Dios.

-La reforma educativa: la escuela primaria era obligatoria, gratuita, laica y mixta. Aumentó en un 50% el dinero destinado a educación, construyéndose más de 10.000 escuelas y se crearon 7000 puestos de maestros, mejor pagados. Misiones Pedagógicas llevó la cultura a regiones rurales atrasadas.

- La reforma regional: se concedió a Cataluña en 1932 el Estatuto de Autonomía: un Gobierno autónomo, la Generalitat, tenía competencias en cultura, obras públicas y orden público. Fue elegido presidente Françesc Macià. En el País Vasco el proyecto de Estatuto elaborado por el Partido Nacionalista Vasco y los carlistas, fue rechazado por tradicionalista y poco democrático. No habrá Estatuto de Autonomía hasta 1936, iniciada la guerra civil.

- La reforma agraria: en septiembre de 1932 se aprobó la Ley de Bases para la Reforma Agraria, con la oposición de la derecha. Se buscaba acabar con el latifundismo, el absentismo y la miseria de 2 millones de jornaleros. Se expropian sin indemnización las tierras a los Grandes de España y se declaran expropiables con indemnización los latifundios mal cultivados o sistemáticamente arrendados. Las tierras serían entregadas a los campesinos. Se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA) para llevarla a cabo. El ritmo de la reforma fue muy lento y sus resultados escasos; los campesinos, decepcionados con la República, se inclinaron hacia el anarquismo revolucionario (Aragón y Andalacía, con los sucesos de Casas Viejas). Por otro lado los terratenientes se mostraron claramente hostiles.

El gobierno de Azaña dimitió. Las elecciones de noviembre de 1933 dieron el triunfo a las derechas; la CEDA de Gil Robles fue el partido más votado (115 escaños) y gobernó en coalición con el centrista Partido Radical de Lerroux (102 escaños). El bienio radical-cedista (1933-1936), también conocido como "bienio negro" fue un periodo muy inestable, donde se realizó una política contrarreformista.

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